Darwin y el viaje de Beagle



La gran variedad de especies que hay en la actualidad; es decir, la biodiversidad, se debe al proceso de especiación que han ido sufriendo los seres vivos durante millones de años.
Este proceso ocurre por varias razones, que consideramos evidencias evolutivas.
En este trabajo vamos a tratar las diferencias que se producen entre animales semejantes o desiguales, todo ello producido por la evolución según las leyes de Darwin.
Para ello tomaremos de referencia a algunos animales del viaje Beagle.




Encontramos la evidencia biogeográfica por la que sabemos que muchas de las especies actuales se originaron como consecuencia de un aislamiento geográfico. Por lo tanto, la distribución actual de las especies está en relación directa con su punto de origen geográfico y evolutivo. También según la anatomía ya que diferentes especies presentan partes de su organismo constituidas bajo un mismo esquema estructural. Así, encontramos órganos homólogos, que tienen la misma estructura interna pero con diferentes funciones; órganos análogos, con la misma función pero diferente estructura; y órganos vestigiales que conservan los seres vivos por herencia de los ancestros, pero que por alguna u otra razón ya son poco útiles para el funcionamiento.




En el viaje de Beagle, Darwin pasó por diferentes archipiélagos. Por ejemplo, en las islas Galápagos, las especies de plantas y animales son endémicas, sin embargo se parecen a las especies de la costa sudamericana. Allí observó que los caparazones de las tortugas de las islas Galápagos variaban en función de las islas en que vivían.




Darwin dedujo que estas diferencias entre animales aparentemente iguales ponía en duda que las especies fueran inmutables. Al encontrarse en islas diferentes y con difícil comunicación hizo que se adaptarán al medio de cada isla dando lugar a especies diferentes mediante un proceso llamado especiación, biogeográfica en este caso por las diferencias de los hábitats.



Caparazón con forma de domo: habitan en tierras altas y ambientes húmedos, como en la isla Santa Cruz. Les permite desplazarse entre la densa vegetación sin quedar atrapadas entre las ramas.
Sus caparazones son más grandes y sus cuellos más cortos.




Caparazón con forma de silla de montar: habitan en tierras bajas en hábitats desérticos y con poca vegetación, además poseen una elevación en la parte frontal, que les permite estirar el cuello más que al resto de las tortugas y así alimentarse de las hojas altas de arbustos y de las pencas de los cactus.
Sus caparazones son más pequeños y sus cuellos más largos.




Caparazón intermedio:posee características intermedias de los dos anteriores.





Un caso similar es el del cangrejo ciego. El cangrejo ciego o jameito vive sólo en la isla de Lanzarote en las Islas Canarias.


Vivían en las profundidades del océano, en la llamada zona abisal a, más de 4000 m de profundidad, a las que no llega la luz del sol. Actualmente, viven en túneles subterráneos y acuíferos que cumplen las condiciones de escasa luz y temperatura constante a las que están adaptados. Llegaron a estas cuevas por la erupción de un volcán, que los aisló del mar, quedando dentro de la Isla de Lanzarote, de la que son una especie endémica. Una especie endémica es aquella que vive únicamente en un lugar determinado.





Al vivir en zonas sin luz, son de color blanco y no tienen casi desarrollado el sentido de la vista, por eso se llaman así. No es necesario para esta especie poseer dichos atributos por el lugar en el que viven. Sin embargo, tienen muy desarrollado el sentido auditivo, lo que demuestra su adaptación al medio, permitiéndoles moverse en la oscuridad.



Los parecidos y las diferencias entre esta especie y los cangrejos son evidentes. La forma de su cuerpo se asemeja bastante, sin embargo el color es claramente un factor que los diferencia evidenciando la adaptación, en este caso, biogeográfica, que aumenta la biodiversidad. Además, su tamaño es bastante más pequeño comparado con ciertos cangrejos. Las adaptaciones que ha ido sufriendo esta especie a lo largo del tiempo se debe a la evolución. A esta conclusión llegó Charles Darwin.




Darwin también pasó por Sudamérica. Allí habita el ñandú, aunque existen poblaciones residuales en un amplio territorio que se extiende desde Brasil hasta la Patagonia, hoy su hábitat principal se reduce a las pampas argentinas.




Esta especie siguió una evolución, que produjo que la especie cambiará respecto a otras aves, de voladora a corredora, ya que los hábitats de esta especie son grandes llanuras, por lo que la velocidad es algo necesario.





Según la teoría de darwin estas especies de aves han sufrido una adaptación al medio, la cual da a lugar a alas vestigiales como el ñandú, avestruz, emú. Estas especies viven en zonas geográficas diferentes pero aun así no sufren grandes diferencias morfológicas, color de plumas, tamaño y número de dedos.



Según la teoría de adaptación de Lamarck, el uso y el desuso de un órgano provoca la hipertrofia o la atrofia del mismo respectivamente. Por ejemplo, las alas del ñandú son alas vestigiales con finalidad de volar y ahora ha perdido su función sirviendo solo para el rito del apareamiento. Sin embargo, Darwin rechaza esta teoría proponiendo la selección natural que se basa en cambios aleatorios en los seres vivos que les confiere unas ventajas a la hora de reproducirse. De esta forma los cambios no ventajosos no perduran en la especie a diferencia de los beneficiosos que pasarán a la siguiente generación.



En conclusión, gracias a las evidencias evolutivas de estos animales, Darwin cambió de mentalidad ayudándole a elaborar su posterior teoria evolutiva.